lunes, 31 de enero de 2011

Martes 1 de Febrero de 2011

¡Bienaventurada/Bienaventurado en Verdad!
Por Riqui Ricón*
Y Pilato dijo a los principales sacerdotes, y a la gente: Ningún delito hallo en este hombre. Pero ellos porfiaban, diciendo: Alborota al pueblo, enseñando por toda Judea, comenzando desde Galilea hasta aquí…  Entonces Pilato, convocando a los principales sacerdotes, a los gobernantes, y al pueblo, les dijo: Me habéis presentado a éste como un hombre que perturba al pueblo; pero habiéndole interrogado yo delante de vosotros, no he hallado en este hombre delito alguno de aquellos de que le acusáis. Y ni aun Herodes, porque os remití a él; y he aquí, nada digno de muerte ha hecho este hombre. Le soltaré, pues, después de castigarle… Él les dijo por tercera vez: ¿Pues qué mal ha hecho éste? Ningún delito digno de muerte he hallado en él; le castigaré, pues, y le soltaré... Entonces Pilato sentenció que se hiciese lo que ellos pedían; y les soltó a aquel que había sido echado en la cárcel por sedición y homicidio, a quien habían pedido; y entregó a Jesús a la voluntad de ellos. (Luc 24.4-5, 13-16, 22, 24-25).
¡Tres veces reconoció Pilatos que Jesús era inocente de todo lo que le acusaban! Al final, cedió a la presión de los religiosos judíos para cometer un acto de injusticia. Sin embargo, esa falta de justicia humana fue la que satisfizo la justicia de Dios. Jesús pagó, con su propio cuerpo, el justo castigo por mis pecados.
Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu (1 P 3.18).
Sólo el amor de Dios me pudo ofrecer tal oportunidad pues va mucho más allá de la misericordia divina.
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo  (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús (Efe 2.4-7).
No solamente es que me salvó de haberme perdido en el infierno por toda la eternidad a causa de lo que yo hice con mi vida, sino que fue un acto de justicia y amor tan pleno y abundante que me permite recibir la vida nueva que Dios planeó para mí como Hijo Suyo.
Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay engaño (Sal 32.1-2).
¡Gracias Señor, por tu gran amor con que me amaste. Cada día, al leer más de Tu Palabra, me doy cuenta de cuánto me has amado y lo bienaventurado que en Verdad soy!

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2010



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
                                                                                   
Febrero 1                                          Luc 23.1-25  /  Gen 41  /  Sal 32

domingo, 30 de enero de 2011

Lunes 31 de Enero de 2011.

¡Amén!
Por Riqui Ricón*
Cuando se levantó de la oración, y vino a sus discípulos, los halló durmiendo a causa de la tristeza; y les dijo: ¿Por qué dormís? Levantaos, y orad para que no entréis en tentación (Luc 22.45-46).
Ya sea por tristeza, desilusión, temor, angustia, resentimiento, soledad, depresión enfermedad, pobreza o lo que tú quieras (tú escoges), Satanás pretende, con todas sus fuerzas, mantener dormido al cuerpo de Cristo que es la Iglesia. Jesucristo cuando enseñaba a sus discípulos a orar con el padrenuestro, nos enseñó claramente que no es Dios el que nos mete en tentación sino el escuchar otra voz que no sea la de nuestro Padre celestial. Voces de desánimo, temor, tristeza y desesperación que nos empujan a abandonar la oración, la comunión con Dios.
Siempre que te sientas triste, angustiada/angustiado, temerosa/temeroso, deprimida/deprimido, sola/solo o simplemente preocupada/preocupado, debes hacerte un par de preguntas, ¿de dónde vienen estos sentimientos y emociones que rigen mi estado de ánimo y afectan aún mi relación con Dios y los demás? ¿Qué voz estoy escuchando?
Así es, debes hacerte esas preguntas porque la voz de tu Padre, la Biblia, que es la Palabra de Dios, SIEMPRE te dirá lo importante, capaz y valiosa/valioso que tú eres. La voz del Padre te da identidad, NUNCA te la quita. Siempre le escucharás decirte, Hija/Hijo mía/mío, Yo he decretado en mi Palabra que tú TODO lo puedes en Cristo Jesús que te fortalece; que eres mía/mío y ya has vencido porque mayor Soy Yo, que estoy en ti y contigo, que el que está en el mundo; que eres más que vencedora/vencedor por medio de Aquel que te ha amado, mi Hijo, Cristo Jesús.
En ti, oh Jehová, he confiado; no sea yo confundido jamás; Líbrame en tu justicia. Inclina a mí tu oído, líbrame pronto; Sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme. Porque tú eres mi roca y mi castillo; Por tu nombre me guiarás y me encaminarás (Sal 31.1-3).
He escuchado enseñanzas que utilizan el pasaje anterior de la Biblia para destacar la importancia de orar. Y es verdad, es de vital trascendencia orar sin desmayar, pero, ¿cómo orar cuando estoy cargado de tristeza, miedo y ansiedad? A lo mucho podré clamar desesperadamente ¡ayúdame Señor! Y Él lo hará porque es fiel y no faltará a Su Palabra.
Sin embargo, antes de orar tenemos que creer, creerle a Él, creerle a Su Palabra, la Biblia, para llegar delante de Su Presencia diciendo: Padre, a Ti nada te es oculto pues Tu Palabra, la Biblia, dice que aún no están las palabras en mi boca y Tú ya las conoces todas; así que, vengo en el nombre de Tu Hijo Jesucristo a declarar mi victoria sobre todo problema y circunstancia. Tú has dicho que a los que te amamos TODAS LAS COSAS les ayudan a bien y yo lo creo. Por eso declaro que esto que estoy viviendo, tarde que temprano, se volverá en un bien para mi vida, en el nombre de Jesús. Gracias Señor, porque no hay forma en que yo vaya a perder, pues esta es la victoria que ha vencido al mundo, mi fe. Mi fe en Ti, Padre eterno. Mi fe en Tu Palabra. Gracias Padre porque no me has dejado nunca, ni me dejarás, porque me has amado con tan grande amor y me has hecho tu Hija/Hijo. En Cristo Jesús.
¡Amén!
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2010



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
                                                                                   
Enero 31                                            Luc 22.39-71  /  Gen 40  /  Sal 31

sábado, 29 de enero de 2011

Domingo 30 de Enero de 2011.

¡Soy Hija/Hijo de Dios! ¡Soy Hija/Hijo del Nuevo Pacto!
Por Riqui Ricón*
Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama (Luc 22.19-20).
Existen muchos creyentes hoy en día que no tienen un conocimiento correcto acerca de lo que significa el Nuevo Pacto al que Jesucristo hizo referencia cuando instituyó la Santa Cena. La mayoría piensa que se trata de la vida que ahora podemos llevar en base al Nuevo Testamento de sus Biblias y algunos llegan a exageraciones al afirmar que sus vidas ya no están más regidas por la ley del Antiguo Testamento sino por la Gracia del Nuevo Testamento.
El verdadero problema surge cuando, a diferencia de lo que Jesucristo dice en el Nuevo Testamento, el ladrón no viene sino para hurta y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10), la vida del común de los cristianos está carente de esa abundancia o plenitud de vida que debiéramos experimentar. ¿Qué sucede? Que desconocemos lo que el Nuevo Pacto es y, por lo tanto, cedemos, sin saberlo, el derecho que nos asiste para vivir una vida plena y abundante.
Veamos, en el Antiguo Testamento, la promesa del Nuevo Pacto y sus implicaciones.
He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto  con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado (Jer 31.31-34).
Dios se comprometió a que haría algo para quitar definitivamente el pecado de en medio de nuestra relación con Él, poniendo Su Ley, la Palabra, en nuestra mente y corazón. Un cambio tan profundo e interno que ya nadie más necesitaría ser enseñado acerca de Él pues se establecería una relación íntima con Él.
Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro 6.23).
Jesucristo pagó el justo castigo por nuestros pecados, devolviéndonos, con su muerte, la vida que habíamos perdido.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Así que por Su Gran Amor con que nos amó, el Padre nos ofrece vida y plenitud por medio de Su Hijo, Jesucristo, en lugar de muerte y condenación. Pero, ¿cómo se logró esto? Por el Nuevo Pacto, que actuó en nuestras vidas cuando recibimos a Jesús como Señor y Salvador, conforme a lo establecido por Dios en Su Palabra, la Biblia:
Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra (Eze 36.26-27).
Esto, familia, representa la Sangre del Nuevo Pacto, la esencia de un Pacto donde Dios, a través de la fe en Su Palabra y en el sacrificio de Jesús, a ti y a mí nos ha hecho nuevas criaturas: Hijas e Hijos de Dios Nacidos de Nuevo de la simiente incorruptible que es Su Palabra, creándonos un corazón NUEVO, creando NUEVO el espíritu que tú y yo somos y poniendo dentro de nosotros Su Santo Espíritu.
Esto nos coloca en la verdadera dimensión de la plenitud y la vida abundante pues no  se trata de lo que percibimos o sentimos en este momento sino de lo que dice la Verdad infalible e inalterable de la Palabra de Dios.
¡Soy Hija/Hijo de Dios! ¡Soy Hija/Hijo del Nuevo Pacto!
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2010



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
                                                                                   
Enero 30                                            Luc 22.1-38  /  Gen 39  /  Sal 30

Sábado 29 de Enero de 2011.

¡No temas, eres amada/amado de Dios!
Por Riqui Ricón*
Mas seréis entregados aun por vuestros padres, y hermanos, y parientes, y amigos; y matarán a algunos de vosotros; y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá. Con vuestra paciencia ganaréis vuestras almas… Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca (Luc 21.16-19, 28).
Muchas Hijas e Hijos de Dios viven con temor a los últimos tiempos y a la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo pues ignoran las Escrituras y el poder de Dios. La Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, dice claramente que ni aún uno de nuestros cabellos perecerá, dejará de existir, y que con nuestra paciencia, constancia, persistencia, ganaremos nuestras almas.
Diría que la mejor forma, pero realmente es la única forma, de ganar nuestras almas, esto es, tener paz, gozo y plenitud en la vida, es por medio de creerle a Dios, de creerle a Su Palabra, pues si Él dice que ninguno de mis cabellos perecerá, entonces, efectivamente, ninguno de mis cabellos perecerá. ¡Él es Dios! ¡No miente ni se arrepiente!
Así que, ante los tiempos que estamos viviendo, hoy podemos erguirnos, levantando nuestra cabeza pues hemos sido redimidos, comprados a precio de sangre, por el amor de Dios.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Tan grande y excelente es Su Amor que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti. Y, desde luego, que esto no lo hizo para tenerte en angustia, ni en temor, ni en condenación sino, como dice claramente la Escritura, para darte VIDA ETERNA.
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
Entendamos, de una vez por todas, que el deseo, la voluntad de Dios para con nosotros es buena, agradable y perfecta. Que por Cristo Jesús tenemos derecho a llevar una vida plena y abundante aquí, sobre el planeta Tierra.
Y me dicen, pero, pero, Riqui Ricón, es que tú no sabes quién soy y yo y todas las cosas malas que hecho, Dios no me puede amar tanto.
En primer lugar, la Biblia dice que Él ya te perdonó y olvidó TODOS tus pecados, en segundo lugar, Dios dice que te ama igual que a Jesucristo.
Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado (Jer 31.34)
yo en ellos y tú en mí.  Permite que alcancen la perfección en la unidad,  y así el mundo reconozca que tú me enviaste y que los has amado a ellos tal como me has amado a mí (Jn 17.23 NVI).
¡No temas, eres amada/amado de Dios!

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2010



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
                                                                                   
Enero 29                                            Luc 21  /  Gen 38  /  Sal 29